Bajo el cielo de Lima: Hiperpoetas y anarcos Bajo el cielo de Lima: Hiperpoetas y anarcos

Bajo el cielo de Lima: Hiperpoetas y anarcos

23-06-24

-¡Carajo, párese!-. Jhovanny se despertó por octava vez y otra vez del susto. Yo me erguí y puse mis pies en pose de firmes, como si fuera uno de estos tombos que me encarcelaron. Jhovanny se levantó de un tirón chocando sus manos y brazos con las rejas frías de la celda y soltó un suspiro-susto. Nos habían dejado con los grilletes atravesando los barrotes del calabozo, haciendo que sea imposible echarse a dormir y apenas podíamos sentarnos de una manera exageradamente incómoda. Ya habían pasado cuatro horas y hace poco había amanecido, felizmente habíamos podido dormir, aunque sea un poco, soportando una pose que rozaba lo surrealista por estar parado y sentado al mismo tiempo, sin embargo este descanso ocasionó un gran dolor de espalda que se prolongó por más de tres días -¿Me estaré volviendo viejo?Claro, ya no tengo mis tristes quince- pensé. -Va a ver, va a ver señor policía ¡Que señor! ¡Triste policía, dire! Esta situación de no dejar descansar a unas personas que ni reos son, es inhumana, ¡Va a ver! ¡Va a ver! -. -¡Callese mierda!- me gritó golpeando su cachiporra con las rejas. Me tiré para atrás y entre furioso y asustado acerque mi torso, le escupí y puse mi torso otra vez para atrás. El centinela metió su brazo entre los barrotes, me agarró de la camisa y me estampo contra los fierros. -Si me hace algo, digo todo conchatumare y te jodes- dije en voz baja mirándolo fijamente.

-Amorrr, Amor… Despierta amor- Jhovanny escucha una voz suave. -¿Qué?- dice Jhovanny confundido mientras luchaba por abrir los ojos. -Amor ya son las siete y veinte, me tengo que ir, tengo clase- luego que esta voz se apagó, Jhovanny sintió que esta se levantó de la cama y se fue a abrir un ropero. El vio una espalda palida y delgada, con un lunar a la altura del glúteo relativamente grande. pero que resaltaba al ser el unico cambio de color en esa piel tan lisa y blanca. Era Alba. -¿Son las siete de la mañana?- pregunta Jhovanny. -Si, amor y tengo clase con Adaniya, ese viejo mañoso pesado me para fastidiando cuando llego tarde- y luego Alba vota una de esas risitas de niñas malcriadas. - Y mis compañeros me bromean que el profe por andar de cargoso conmigo no hace clase-. -Entonces no vayas tan linda a la universidad- dice Jhovanny tocándose la cara y luego estirando sus brazos hacia arriba. Alba se acerca y le dice -Ay, tu siempre tan lindo amor-. Alba se había puesto una falda relativamente pequeña negra y una blusa blanca. -¿Y por qué no le dices que haces estos servicios a tu profe?- Jhovanny se levanta y se da cuenta que está desnudo, busca su calzoncillo, su pantalón, nada, no encuentra nada.- Estoy seguro que con él, sobrado completas la mensualidad de tu universidad sin problema, y hasta te puedes dar tus gustos-. - Sere puta y todo, pero no una cochina, ni loca me metería con ese viejo verde- dice secándose el cabello, ya se había bañado antes de despertar a Jhovanny. - Pero es verdad Amo… Alba- Encontró el boxer y casi se confunde de sujeto por distraído, el “trato de pareja” ya le está afectando. -Ay amor, qué ideas se te ocurren- dice ella riéndose mientras busca su labial de izquierda a derecha de la habitación. -Oye entonces ¿cuánto te debo?- dice agarrando la billetera que cayó del pantalón vaquero. -Solo dame ochenta soles, bebé - lo encontro debajo de sus medias ¿que haría ahí? no había tiempo de preguntarse eso, solo le alcanzó a maquillarse apenas. -Pero eso es solo media hora y estoy contigo desde las once de la noche-. -Ay, igual ya hemos cogido varias veces sin que me pagaras-. -Y tú me has pedido bastante plata sin coger-. Los dos se rieron. -Alba, te daré cien soles-dice Jhovanny mientras se pone su pantalón y encuentra su polo. -Si tu quieres amor…-. -Pero con una condición-. -Dimela rápido amor-. - Respondeme esto con la verdad: ¿Le sigues dando servicio a David? -No amor. te prometí que ya no-. Los dos salieron juntos del minidepa que alquilaba Alba y ella fue a dirección de Plaza San Miguel para poder tomar un carro hasta su universidad llamada: Universidad Peruana del Cexo aplicado (los más atentos entenderán la referencia) y Jhovanny camino la avenida Universitaria para ir a la suya, obviamente no la Catolica, porque todo su dinero se lo gastaba en putas (o mejor dicho en su prostituta), Si no el iba a la otra universidad, la de los “revoltosos”, la San Marcos.

Yo llegue a la universidad a las ocho de la mañana, baje del corredor rojo que estaba casi vacío, no porque ya no sea tan temprano, sino que este es su último paradero. No hacía nada de frío, el sol ya se había hecho presente y parecía que hoy iba a ser un día caluroso. Seguí caminando y pase bajo el puente más inutil que ningún otro, nunca vi a alguien pasando por ese puente de la avenida Venezuela con Universitaria, este puente era el adorno más grande, más costoso y más feo que pueda tener San miguel con Pueblo libre. Era un total despilfarro de los no pocos soles del Estado. Luego, frente a la puerta 2 de San Marcos, vi a Jhovanny tomando desayuno en la carretilla de una señora. Jhovanny estaba todo greñudo, con la ropa arrugada y con una cara de muerto que supera su no muy común mirada taciturna que presentaba ahora. -Mano ¡Que fue!- dije dándole la mano medio alegre y medio sorprendido, no esperaba cruzarme con él. -Habla causa- me saludó, puso su botella de jugo de papaya en su brazo opuesto y me estrechó la mano- ¿tienes clase?- entendí su pregunta a duras penas, ya que tenía un pedazo de pan con pollo en su boca. -Nada, si creo que la universidad está cerrada-. -¿Entonces para que te has venido?- preguntó Jhovanny con su clásico y divertido acento selvático. -Vine para ir al centro con mi causa Ilave-. -Ah chucha ¿De qué facultad es ese pata?-. -De Ciencias Políticas- respondí. -Te paras juntando con puro rojo- se rio jhovanny y se tragó otra parte de su pancito francés. Yo también me reí y le dije -no todos nosotros somos rojos-. le dije esa negativa incluyéndome en el grupo, no porque yo fuera de ciencias políticas, o porque fuera algo de humanidades o de alguna carrera de sociales en esta universidad( San Marcos). Más bien yo soy de la Facultad de Matemáticas, si no porque no todos los que no damos el brazo a torcer en Perú somos tucos / rojos / resentidos / yo / etc / etc. Solo somos gente queriendo pensar diferente.- Vamos a Pando a ver a Ilave - le dije. -Vamos pe’, pero voy a avisarle a David, porque él también iba a venir para ir al centro-.

Empezamos a caminar por Universitaria y luego doblar a la derecha después de pasar el primer paradero del corredor rojo. David no contestó, pero justo cuando doblamos devolvió la llamada:

-Oe David- dice Jhovanny. -Dime- escuchó decir a David. Jhovanny lo puso en altavoz. -Oe’ estoy aqui con Diego, vamos a ir a pando-. - Y qué vas a hacer con ese cabro en Pando-. -Te pones celosa- le gritó David, él devolvió la risa y Jhovanny habló. - Vamos a ir a ver a un amigo de Diego-. - ¿Quién?-. - Ilave dice que se llama-. - ¿Ese no es uno de los hiperpoetas de la universidad?- Jhovanny no entendió. - No, es uno de los anarcos, pero también se juntó con los hiperpoetas- o eso creía. - Ah… ya pues. Después vamos al centro Jhovanny-. -Si, nosotros también vamos a ir, vamos los cuatro- respondí.

Jhovanny colgó la llamada y seguimos con nuestro camino. El sol aún no se había asentado por completo, pero no estaba nublado y hacía un calor de los demonios. Bochorno le dicen, dice Jhovanny. Pasamos el barrio de La Toti – si no saben quien es La Toti, tal vez les cuente su historia en otro relato– y llegamos. Tres golpecitos a la pared de metal y -¡¡Ilave!!- grite. -¡¡Ilave!!- volvi a gritar. - oe Jhovanny ayudame-. -¡¡Ilave!!-grito Jhovanny. “¡Ya bajoo…!” se escuchó por una de las ventanas del quinto piso. Al par de minutos, se abrió la puerta de metal y todo estaba igual que al ciclo pasado: la pared rugosa, el piso liso, la ropa y calzoncillos de los dueños a la vista de todos, y las plantas medias muertas en los descansos de la escalera. Todo igual, pienso otra vez, eso me calma. Subimos al cuarto piso e Ilave nos dijo: Pasen muchachos. Me imagino que esto antes era una casa de apenas dos pisos, pero con el pasar de los años fue creciendo verticalmente para alquilar cuartos a los universitarios, y parece que era un negocio rentable, ya que hay muchas en pando y alrededor de la universidad más. Ilave ya se había bañado y cambiado, solo le faltaba que alistara una que otras cosas en su mochila y nos ibamos “pal’ centro”. -Oe’ mano. pero espera qué va a caer un amigo -. - ya pues, normal-respondió Ilave. El era de Oxapampa, por alguna razón (tal vez por las bromas y memes que hay por internet) me imaginaba a todos de ese lugar con rasgos europeos o específicamente alemanes. Pero evidentemente no era así, nada más lejos de la realidad, en esta ciudad pasqueña a lo largo de los años habían llegado habitantes y familias de diversas partes del Perú: desde tingo maría hasta ayacuchanos, e Ilave era la combinación de todos estos fenotipos. Entramos por fin a su piso. Y también, todo igual: la cama sin tender, la pared pintada con plumones indelebles, petacas de vidrio en la esquina del cuarto, pegamento, máquinas de cortar, pedazos de cartulina tirados por donde sea que pise mi pie y un montón de pliegos de hojas canela en el escritorio. Ilave era el creador de la editorial Antídoto, una muy pequeña editorial que imprimía libros libres que había por internet y la editorial Antídoto los armaba, pegaba y vendía a un muy buen precio –cuando menciono Antídoto, me refiero solo a Ilave, aunque la verdad, se podría decir que yo también soy Antídoto–. Me sente al borde de la cama y Jhovanny en la silla de escritorio, mientras Ilave seguía buscando algo. -¿Chicos tienen hambre?- preguntó Ilave. -No gracias, ya comí- dice Jhovanny. - Yo si tengo un poco de hambre- respondí. Ilave entre las cartulinas y las hojas sacó una bolsa de pan que no me había percatado antes y me la dio, coman lo que quieran, nos dijo y siguió buscando lo que tenía que buscar. -Este cuarto es igual que el mio, ahh- dijo Jhovanny mirando de izquierda a derecha la habitación. Tenía razón, tenía el mismo desorden y cochinada, pero a decir verdad, también era el mío después de no arreglar una semana. Sin embargo, cuando fui por primera vez a visitar el cuarto de Jhovanny, me di cuenta que era ligeramente más sucio que todos los demás, ya que Jhovanny al comprar y comer mucha fruta y no tener una refrigeradora donde guardarla, la tenía que dejar en unos potes de agua para que se conserven. O tal vez no era para que se conserven, si no era para hacer una especie de refresco, no lo sé. Pero el punto es que ese manejo, traía muchas moscas al cuarto.-¿Tú por donde vives Jhovanny?- preguntó Ilave, mientras buscaba debajo de la cama. Pero, tal vez el parecido en los cuartos de nosotros iba más allá del caos o de la suciedad o de las botellas pequeñas tiradas en la esquina izquierda de la habitación de ron Cartavio Black. - Alquilo un cuartucho por la calle Eucaliptos de aquí, Pando- respondió Jhovanny. Este parecido escapaba del espacio físico. -Por aqui no mas, entonces- y respondio con una sonrisa porque Ilave encontro lo que buscaba: un palo retractil de metal color negro. Me interrumpió el tono de llamada de Jhovanny, era David, acababa de llegar. Salimos de la habitación, me pregunto cómo harán para bañarse o cagar en los baños compartidos que tienen esos edificios y salimos de la casa/departamento, porque lo que nos juntaba era un pequeño núcleo de una historia bifurcada.

Caminamos media cuadra y vimos a David con su mochila en el pecho y un libro en el brazo derecho, como siempre con su barbita y su casaca de tres días. -¿Y ese librito?- le preguntó Jhovanny. -Uno de Vargas Llosa que encontré por ahí-. -¿A cuanto ah?- le preguntó Ilave. - No, nada, lo encontré literalmente- respondió con una sonrisa. ¿Uno de Vargas Llosa que encontró por ahí? ¿Cómo encuentras un libro en la calle? Y de una editorial relativamente buena como Debolsillo, carajo yo también quiero esa suerte. - ¿Cómo así?-pregunté. - ¿Que no sabes “varguitas”?- me respondió con una pregunta. -¡Varguitas!- tiró una risa Ilave. Mientras hablábamos nos dirigíamos a... ningún lado, la verdad. -Por algo te pregunto, pues- respondí. -Hoy es el cumple de Vargas LLosa- respondió. -¿Y?- dije mientras bajaba de la vereda a la pista para que una señora con su hija pudiera pasar. -Por su cumpleaños han ocultado unos cuantos libros en los lugares de Lima donde suceden sus novelas-. -Chucha-dije. - Como huevos de pascua, hablando de eso, estamos en pascuas- dijo Ilave. -Claro…- agregó David. -¿Pero donde lo encontraste?- preguntó Jhovanny. -En La Perla-. -¿En la perla? En qué novela sucede un hecho importante en La Perla- pregunte. - En Ciudad y los perros, el Leoncio Prado pues hijito-. -¿Pero el colegio Leoncio Prado no está en Chorrillos?- pregunte. -Nada huevón, esa es la escuela de oficiales de Chorrillos- respondió Ilave. -Chucha, cierto- respondí haciendo notar que aunque toda mi vida haya vivido en Lima, no la conocía. -Si pues varguitas, me enteré de eso y ya que vivo cerca de la municipalidad de La Perla, no perdía nada yendo y ver si había algo- agregó David. me reí de forma un poco nerviosa y hasta de manera irónica y pregunte: - ¿Seremos los detectives salvajes de estas pascuas?. David soltó una carcajada porque entendió la referencia - Así es, “varguitas”- agregó.

Para llegar al Cercado de Lima, tuvimos que estar sentados media hora en uno de esos Chosicanos que pasaban por Venezuela y doblaban por una de las muchas esquinas amotinadas de autos. De camino solo pensaba una cosa “¿Qué lugares había en Ciudad y los perros?”,“¿Qué lugares había en Ciudad y los perros?” Quería que uno de esos libros diseminados por Lima sea mio. Y solo me preguntaba: “¿Qué lugares había en Ciudad y los perros?’”. Lamentablemente solo se me venía uno a la cabeza, el Jirón de las putas, el Jirón Huatica (Que ahora es Jirón Renovación, supongo que le cambiaron el nombre cuando quitaron a las prostitutas de esa avenida/prostíbulo). No podía sacar a esas putas, o mejor dicho a esa puta, de mi cabeza, quince minutos solo pensando en eso, quince minutos perdido mentalmente en ese jirón rosa. Mi conclusión al estar la mayoría del viaje pensando en putas o en la puta. Era que casi todos los hombres nos habíamos enchuchado con al menos una prostituta. O por lo menos casi todos los hombres que de mayores siempre íbamos a tener para contar una que otra anécdota agria para sus sobrinos o nietos. El poeta lo hizo con la puta de Pies Dorados, igual que el Boa y el serrano que lo hicieron con la misma ramera de Pies Dorados, y hasta el esclavo y el jaguar se enamoraron de Teresa, que aunque no era una prostituta como tal (estoy seguro que si Teresa existiera me denunciara por llamarla así), se comportaba espiritualmente como una de ellas. Y estoy casi seguro que en este carro, los que están sentados alrededor mío, mis amigos, se han enamorado de por lo menos una “prostituta”. Jhovanny lo hizo con Alba, aunque él aún no lo reconozca, tal vez David lo hizo también con una de hace años y si divagamos la definición de prostituta, entraría en ese grupo de perdidos enamorados Ilave y yo. Enamorados de una chica que aunque se preocupe por nosotros, no nos quiere a nosotros, quiere algo de nosotros, algo que no es amor, algo que no es nuestro corazón.

Bajamos en Alfonso Ugarte, hay mucho tráfico. La gente camina con polos manga corta o ropa liviana. El sol se está acentuando en el cielo. Lima no es precisamente caliente, si. Pero, en este año, el invierno va a tardar en llegar.