Que dia de...

Que día de...

6-02-23

pronta entrega

Siete de diciembre, hacía bastante calor, mejor dicho bochorno, había un gran bochorno en la cátedra, me encontraba en el Centro Pre Universitario San Marcos ¿llevaba ya un mes ahí? no lo recuerdo, no he llevado bien la cuenta. El calor no me dejaba pensar, estaba exhausto. Me recosté en el espaldar del pupitre, estiré los brazos y piernas, bostecé un poco y saque unas galletas de mi mochila. “Espero que esto me despierte” pensé. Era un día bastante soso. Geografía, química, geometría: Cursos de mierda, me hacían transpirar, ni siquiera iba a venir ese gracioso profe de Historia que me causaba gracia con su fanatismo socialista. Siempre a inicios de clase andaba con el peridico Hildebrant en la mano izquierda y un vozarrón gritando “¡Cambio de constitución¡”. Desde que lo conocí recomendaba leer ese diario, un dia le hice caso y compre el “Hildebrant”, me gusto, hasta el dia de hoy (en el que estoy escribiendo esto) lo sigo leyendo. Para una persona ocupada o que no sabe organizar su tiempo (como yo) se le puede hacer muy ameno leer este tipo de periódicos semanalmente. Aparte que, según mi profesor, no pertenecía a ese periodismo mermelero.

Apunte con mi cabeza al techo, cerré mis ojos y… -Diego, Diego- escuche un susurro. -Oe’ Goñas-, abrí los párpados y era Flavio. -Oe’ mira- dijo Flavio mostrándome su celular: “Golpe de Estado en Perú: Momento en el que Pedro Castillo disolvió el Congreso”. -La concha de su madre- dije asombrado - Que fue huevon ¿Hoy no era la vacancia?- agregue. -¡Shhh!- escuche a una chica callarme. -¿Hoy no lo sacaban del congreso a ese pata?- dije susurrando. -Si pues, pero se les adelantó y se cagaron los congresistas- me respondió Flavio con voz baja. A la hora de la salida el único tema de conversación era el Coup d'état de Castillo, -!Pero que huevonaso¡- dije saliendo de la CEPRE- A quien chucha se le ocurre hacer un Golpe de Estado sin las Fuerzas Armadas-. Así es, el tarado de nuestro presidente hizo un Golpe sin el apoyo de nadie, conchasumare, creo que es el primer presidente que hace ese tipo de estupidez. Andaba caminando con Flavio por la avenida Oscar Benavides con dirección a la Avenida Universitaria, desde hace dos semanas habíamos quedado en ir a comprar libros este dia a Amazonas y justo hoy hay un Golpe, “pero que chucha” dijimos los dos juntos, solo estaremos ahi una horita y más temprano que tarde nos regresamos a nuestras casas. Pensábamos tomar carro en la avenida Argentina y así lo hicimos. Menos mal no había mucha gente en el carro, puede ir sentado y cómodo, casi llegando a Amazonas pude ver a varios hombres y mujeres con polos de la selección peruana de fútbol -¿Hoy juega Perú?- le pregunté a Flavio. -No seas huevon Dieguito, es porque van a ir a marchar- respondió dándome un leve golpe al hombro. Qué curioso ¿Tanto influye el fútbol en este país? -Deberían poner la camiseta de la selección como símbolo patrio- dije riendo. Llegamos a la feria de libros permanente y fuimos al puesto del vendedor que conocí la primera vez que fui, se llamaba Josue, igual que mi mejor amigo, curiosamente también se parecía físicamente y aún más curioso, hablaba igual que él. Mi compañero compró un libro japonés postapocalíptico-mágico y yo compre Cien años de soledad, llevaba pendiente el libro desde antes que terminara el colegio. Nos quedamos un rato en el puesto donde trabajaba Josue y hablamos sobre Castillito, fue una conversación extensa, muy extensa, que no pienso replicarla en texto porque siento que no le haría honor a la misma, pero en conclusión “pedrito huevón, se regala para que lo joda la prensa”. -Chau mano, suerte- dije. -Hasta luego, Diego- dijo despidiéndose Josue. Flavio me pidió que pasaramos por Abancay, para que él pueda tomar su bus de regreso y que yo también tomará un bus por ahí, iba a ser un viaje más largo, pero no hay problema, le dije. Que equivocado estaba…

Al llegar a la avenida notamos el gran bullicio que había, un ruido estruendoso de gente gritando "Castillo dictador”, había un sin número de manifestantes sudando por la “democracia”, tenían bengalas rojas, cornetas, carteles, panfletos, bocinas, pintura, cámaras, celulares y banderas del Perú ondeando con la brisa de su patria, los panfletos decían “Fuera Castillo”, otros con una hoz y martillo tachadas y algunos con la cara de castillo con una cruz en los ojos. El pueblo peruano o por lo menos los limeñitos, estaban enfadados, empezaron a acercarse cada vez más gente, salían de las cuadras y casonas como si fueran pericotes y gritaban “FUERA Castillo” “Fuera CASTILLO”, “FUERA CASTILLO”. Yo con Flavio intentamos atravesar la horda, la gente nos empujaban, pisaban, por la putamare que mal momento para venir al centro. -!Oe Flavio¡- grite. -Dime- respondió agarrando mi espalda. -!Ponte la mochila al pecho o si no perdemos, huevon¡- alce la voz. -No te sueltes- agregue. Nos detuvimos casi en medio de la marcha, nos volteamos las mochilas rápidamente y revisamos los bolsillos, por lo menos los míos estaban cerrados. Mi preocupación no era tanto por la idiosincrasia de los protestantes, sino por la mañas que tenía la Policía en estas marchas, acostumbran plantar coca o marihuana en las mochilas de los manifestantes para encerrarlos y hacerle mala fama al levantamiento, aunque esto solo se vio un par de veces en las protestas y se piensa que solo fue un mito por los pastrulos activistas any way, teníamos que cuidarnos. Levantamos la mirada y quisimos seguir avanzando, pero no se pudo, un grupo de personas se detuvo y se pusieron en fila, Flavio quiso ir por la derecha y tampoco nos dejaron pasar, unos diez dejaron de avanzar y empezaron a retroceder. Cambie de dirección y fui hacia la izquierda, pero la misma situación, un grupo de cuatro nos irrumpieron el paso, pude ver a través de sus sudorosos cuellos, un grupo de uniformados acercándose. Cascos policarbonados empañados de aliento inquisidor, se acercaban, letras blancas, se acercaban, letras que había en sus escudos se acercaban, escudos con signos de P O L I C I A nos acechaban, escudos llenos de vapor se aproximaban con cada paso más. Quise voltear y como si se trataran de valquirias asgardianas, otro grupo aparecio atras de nostros para pararnos, una sonada de Richard Wagner sono en las trompetas de los angeles del firmamento de Lima, las fuerzas republicanas nos encerraban con paso firme y brazo de hierro, palos que parecian de hierro derribaron a un grupo que escapo del circulo de fuego, los uniformados negros formaron un circulo de fuego, era muy tarde cuando me di cuenta del circulo, circulo humano enfadoso, que diferencia hay de ellos, Dios, con los ampones (que ellos mismos persiguen) y los encierran por cobrar sol ensangrentado por un trabajo nada simplon. Gritos, de desesperación ¿Es el fin mi señor? El anillo se terminó y comenzó su formación, a un tipo con la bandera de Perú lo derribaron, señor, lo tiraron al piso, señor, lo pisotearon, señor, lo patearon, señor, lo golpearon, señor, le quitaron el estandarte, señor y como si se tratara de una captura de un bastión, un templario despedazó la tela y vi ante mis ojos el blanco dividirse con lo rojo, ante mis ojos el Perú se dividía, ante mis ojos el perú era pe y un ru moria. Quedamos solo seis encerrados, yo y Flavio estábamos justo en el medio. -!¡Al piso CARAJO!- gritó un policía. Mierda, nos cagamos pensé.

Diez minutos más tarde me encontraba con Flavio y tres desconocidos dentro de una patrulla. -¿A dónde nos llevan?- una mujer mató el silencio, tenía el aspecto de esas mujeres que te retan con una mirada pendeja, como si le gustara dar la contra a todos solo por que si. -A la comisaría pues,señorita- dijo el conductor chaparrón. -Deberían chapar a Castillo y hacer su trabajo, no a nosotros- respondió un joven. El joven, tenía un polo blanco, un jean azul, zapatillas negras y con más barros que piel en el rostro. -Mire joven, no es porque yo quiera, es mi chamba, déjenos hacer nuestra parte y si ustedes se dejan, se van de aquí rapidisimo- se metió a la conversación un suboficial que estaba a la izquierda del chaparrón, tenía una voz de bonachon-. -¿Y qué tenemos que hacer?- preguntó Flavio. -Escuchen, vamos a la comisaría, unos quince minutos de papeleo, terminan de hacer unos trámites, unas cuantas fotitos, estarán un rato con la prensa y de ahí ya se van- respondió el bonachón. -¿con la prensa?- dije en voz baja mirando a Flavio. Lo que faltaba, no solo era ir a la comisaría, sino aparecer en televisión nacional como delincuente, carajo, ahora si mi vieja me bota de la casa. Y yo que pensaba que mi primera visita a una comisaría sería cuando esté en San Marcos, no postulando a San Marcos. -Ya, ya, ya ¿Pero porque dejaron amoratados a varios de los que estaban con nosotros? ¿Por qué son abusivos?- dijo la chica con un tono avezado. -Teníamos que chapar a unos cuantos, son órdenes de arriba, a nadie le gusta golpear y obviamente yo solo lo hago porque es mi trabajo, chamba es chamba seño…- el sonido de la radio del bonachón detuvo a Sancho Panza. -Aquí Fernandez, cambió -dijo el bonachón-. -Aquí Base ¿Sigues con los detenidos? cambio- preguntó la radio. -Si, si ¿Que paso?-. -Unos patas del SIN han hablado con el jefe, lleva a los detenidos a otras coordenadas, ahora te las mando, cambio-.

Pasó más de media hora de viaje, con exactitud no lo sé, pero deje de ver casas y empecé a ver lomas de arena, parecía como si estuviéramos cerca a una playa. Nos detuvimos y los policías se bajaron, era un descampado lleno de arena y solo había otra camioneta ploma polarizada a unos cuantos metros, pude ver a través de la ventana que los policías hablan con dos civiles, ropa ploma y negra los dos, los dos altos y con piel quemada. Cuando los hombres terminaron de conversar, los policías abrieron la puerta de una de las patrullas y sacaron a solo tres de los detenidos. -¿Dónde estamos ¿Quiénes son ellos?- preguntó la chica. -Lo siento chicos, no es mi desicion, intente convencerlo al cholo, pero son ordenes de arriba…- dijo el bonachon. -¿Qué?- dijo la chica y el otro policía cerró la puerta. Me asomé por la ventana izquierda y el otro tipo se quedó conmigo se asomó por la ventana derecha. Pusieron a los tres detenidos en fila india, les quitaron sus pertenencias y a Flavio su mochila, uno de los dos hombres abrió su mochila, encontró dentro de ella una cartuchera de San Marcos y unos boletines de la pre. -¿Conque sanmarquino no?- dijo el hombre con la cartuchera en la mano. -Ahhh sanmarquino- dijo su compañero. Flavio empezó a mirar el piso y dejó de hacer contacto visual con los hombres.-Con que sanmarquino, osea revoltoso, osea subersivo, osea rojo, también ¿no? osea terruco- dijo el hombre tirando la cartuchera. -!Arrodillense MIERDAS¡- gritó el hombre con la mochila. Los chicos se arrodillaron en la arena temblorosos y los policías voltearon como intentando no ver la situación. -Seguro debe haber un libro de Marx o de Guzman en su mochila, busca bien- dijo el otro hombre. -A ver, a ver-dijo el hombre vaciando su mochila- Nada, no hay nada-. -Que terruco monse- dijo el otro señor y se puso atrás de Flavio. -La otra vez vi en Tiktok que en el libro de Marx hay instrucciones de como hacer coches bombas- dijo el señor con la mochila. -Deje de hablar estupideces, de eso no trata ningún libro de Marx, de eso no trata el socialismo, pero si se trata de luchar, de pelear, SANGRE, DOLOR Y LÁGRIMAS, ES LA CUOTA QUE HAY QUE DAR, DECIDIDOS Y DEFINIDOS A LA GUERRA HAY QUE MARCHAR- dijo gritando el joven con la cara chancada por el acné. -No la puede cagar mas ese huevon, rojo de mierda- dijo el tipo que estaba alado mio dentro de la patrulla. -¿Qué dices hijo de perra?- dijo el hombre tirando la mochila al piso. -A mi no me vas a venir a hablar así, mierda- le tiró un puñete en el rostro. El cuerpo del tipo cayó sobre Flavio y Flavio intentó socorrerlo. El hombre se acercó al carro plomo y sacó de la maletera un objeto negro y dejo la puerta abierta. A duras penas consegui ver lo que habia dentro de la maletera, habían pancartas, un bolso grande de color verde y unas botellas con trapos en las boquillas, ¿molotov? ¿porque los policías tendrían molotov ‘s ? -Mira mano, esos tipos tienen molotov 's en sus mochilas ¿Que hacen esos hombres con eso?- pregunte. -Son ternas pe’ mira esa finta, nos quieren cagar la protesta haciendo sus huevadas- respondió el tipo. -Ahora si te cagaste, payaso- dijo el hombre acercándose al chancado, rastrillando una pistola. -Conchadetumadre nos van a enfriar, huevón- dije con nervios que no puedo llegar a escribir aquí. -putamare, busca una pistola aquí, siempre hay por aquí en las patrullas- dijo el tipo. El hombre apuntó con la pistola al grupo y los jóvenes empezaron a gritar, los policías detuvieron a los detenidos igual que el otro hombre que estaba atrás de Flavio. -El que se mueva se queda frío- dijo el hombre apuntando con el arma. -Oe huevón, sal por la puerta de tu lado y abre la puerta del copiloto, ahí debe haber un fierro- dijo el tipo. -¿Y si me ven?- pregunte nervioso. -Ellos no llegan a ver por tu lado, confía no más, tranqui- respondió. Salí silenciosamente y despacio y fui hacia la puerta del copiloto rápido y pude ver una pistola en el lado izquierdo, la agarre con cuidado, era la primera vez que tocaba un arma, se sentía tibia, con ganas de calentarse, quería ser disparada ¡ya! Regrese con el tipo. -Huevon toma- dije. -¿Como que “huevon toma”? Tu la tomaste primero-dijo el tipo. -Oe, es la primera vez que tengo un arma ¿Cuantos años tienen huevon?-pregunte. -veintiuno- respondió. -Ya ves huevon, tu tienes veintiuno y yo tengo diecisiete-dije alterado. -Putamare dame esa huevada, yo me encargo, avisa que tienes diecisiete chibolo-dijo el tipo quitándome el cañon. -Tu sales, apuntas bien al pata armado o a los policías y yo corro hacia el coche plomo, ahí debe haber huevadas para defendernos- no se como me salio valor para decir esas palabras, pero lo dije y no se como me salio tanta valentía que lo llegue a hacer lo que dije. Abrimos la puerta del coche, salimos despacio, nos posicionamos en las esquinas de la patrulla y espere el primer disparo agachado… -A ti te voy a enfriar primero, rojo chancado de mier..-dijo el hombre hasta que lo interrumpió un PUMM. Corrí hacia el auto plomo, vi como la arena se levantaba, escuche otras vez PUM PUM ¿era departe del de veintiuno? gritos, lamentos, “HIJO DE PERRA, HIJO DE PERRA” escuche a un señor decir, llegue a la maletera del auto y me metí dentro. Vi como los cristales del auto se agujereaban por plomo. Agarre la mochila verde, me la puse y la abri, saque una especie de subfusil, “como mierda recargo esto” dije desesperado, quise poner un cargador dentro del arma, pero mis manos temblaban, puse otra vez el subfusil dentro del saco y tambien guarde unas cuantas botellas dentro, pero deje una en mi mano izquierda, cerré la mochila, me arme de valor y salí de la maletera, me cubrí con el auto y saltando tire la botella al cuerpo de uno de los policías. -!Corran, mierdas, corran¡- escuche al tipo de veintiuno gritar. Aproveche también en correr, el policía estaba aturdido con su compañero por la botella, subimos al auto, el chancado se sentó en el asiento del piloto y arrancó la patrulla. ¿QUÉ MIERDA PASÓ HOY?