Rondando tu esquina

Rondando tu esquina

10-10-22

rondando tu esquina

-Por la putamadre- dije eufórico.

-Mano tranquilo- respondió Bryan riendo.-¿Acaso querías salir con ella?- preguntó mirándome de manera sonriente.

-No- dije vacilante.- Bueno osea si, pero porque se tuvo que ir con ese puto de Trunks -. Volteé la mirada y vi a la chica más linda de toda la academia, con el ciclero más irresponsable de toda la academia.

-Trunks, jajaja- rió a carcajadas Bryan.

-Si mano, el tipo es igualito a Trunks cuando se suelta el cabello-.

-Si, ahora que lo dices es igualito- siguió riendo Bryan.

Deje de fruncir el ceño y seguí caminando hacia el paradero. Hay un montón de estrellas en el mar, pensé ¿O era "Hay un montón de estrellas en el cielo"? ¿O como era el dicho? Carajo, el punto es que era mejor dejarlo pasar, tampoco iba a estar atrás de ella como enfermo, así que seguí mi camino. Eran las seis de la mañana de un sábado, acababa de terminar el seminario nocturno de la academia donde me estaba preparando, en ese momento me sentía un poco cansado, con muchas ganas de dormir o de ir a escuchar música tirado en mi cama. Hacía bastante frío, la ciudad tenía un tono celeste opaco, esa típica y asquerosa paleta de colores de mal gusto de todas las mañanas limeñas, el viento soplaba una brisa helada y mis manos se congelaban. Cuando llegamos al paradero me senté en una de sus gélidas bancas. ¿Cristo, porque hoy tenias que dejar la nevera abierta? Mire el horizonte, no lo veia, solo era neblina con puntos amarillos moviendose, eran los faros de unos autos. Había tierra donde debía haber césped y donde debía haber tierra, había basura. Estos lugares siempre tenían un olor repugnante, tal vez era por culpa de la basura o tal vez por culpa de la gente o tal vez es por la culpa de la misma Lima que se estaba pudriendo.

Seguí hablando con Bryan, la verdad que no recuerdo de qué cosas estábamos platicando y estoy seguro que no eran muy importantes. Antes iba con él en el mismo colectivo, pero ahora que me mude (creo que es la cuarta vez de lo que va del año) tomábamos diferentes caminos.

-Ey, ahí está mi carro Diego, luego hablamos, chau mano- Bryan apretó su mochila y se fue corriendo al bus. Vi como subía detrás de él otro montón de gente, parecía que Bryan iba a tener un viaje muy apretado. Recuerdo una vez que él mostró su DNI junto a otros amigos. Éramos Snaider, Jhair y Chino. Bryan En su foto aparecía pelado. Era el real cabeza de rodilla, un Stone Cold de villa el salvador, Pitbull cholo, señor malito, Saitama marron, Tenchinjan peruano, Grue color puerta, Toreto desnutrido, Thanos embarnizado, Bruce Willis Mamani, Caillou de cono, El Avatar del Vraem. Ahí es donde mi otro amigo Snider, miró fijamente a Bryan con su actual look totalmente diferente al de esa foto, teniendo Bryan ahora su cabello casi ruloso, y Snider le dijo “Cómo has cambiado pelona”. Recuerdo haber escuchado ese cuento una vez en el mismo bus con el que me iba con Bryan. Era la tarde de tal vez un martes, un señor moreno había subido al auto, tenía las manos llenas de mugre y ropa rota con manchas de suciedad, parecía un fumon, esos fumones que ya ni casa tienen porque sus viejos lo botaron. “Como has cambiado PeloNA, cisco de carbonería. Te has vuelto una negra mona con tanta HUACHAFERÍA” recito el moreno fumon. Por lo menos él hacía reír a la gente no como a otros miles de mendigos que te bajonean todo el día. Pero bueno, supongo que cada uno tiene su forma de ganarse la vida, business son business. Luego de pocos días le conté a mi padre lo que pasó, “Un fumon había subido a mi bus y estaba recitando un curioso poema, algo de negra pelona ¿Lo has escuchado antes, gordo?”. "Si, jajaja hace un tiempo" respondió mi padre. "Los tiempos han cambiado, antes cuando tenía tu edad también subían fumones a los carros. Recuerdo que antes subían con una aguja, que supuestamente tenía su sangre y siempre decían que tenían sida:' !Tengo sida¡ !Tengo sida¡ !Tengo sida¡ !Dame plata¡ !Dame plata¡'. Si no le dabas un poco de propina te pinchaban con la aguja, que tiempos…" Bueno no todo lo pasado lo recordamos con nostalgia.

Bryan ya se había ido y me había dejado solo, su bus desapareció en la lejanía. Carros negros, blancos, rojos y pocos verdes pasaban al frente mientras esperaba el mio. Vi como llegaba caminando un compañero de mi salón, se llamaba Francisco: Era un chico bastante callado, casi cabizbajo, lentes delgados y alto. Era fácil reconocerlo ya que siempre traía una casaca azul de peluche, debo de admitir que no era de mi gusto ese tipo de prendas, pero parece de que a el si.

-Hola- dije

-Hola- pronunció Francisco.

-¿Qué tal? ¿Todo bien?- pregunté.-¿Para qué carrera vas?- Siempre traía un cuaderno gordo y parecía ser el único que de verdad estudiaba en la academia, estaba noventa por ciento seguro que quería postular a medicina, pero igual le pregunté.

-Negocios Internacionales ¿Y tú?- respondió Francisco.

-Ingeniería de software- dije. ¿Qué? ¿Negocios internacionales? No tiene nada de esa carrera, será que le gusta y que también le gusta estudiar. - Oh, ya llego mi carro, nos vemos Francisco- dije mientras me iba.

-Nos vemos… Diego- dijo intentando recordar mi nombre.

Estaba apunto de subir al colectivo, pero una señora de varios kilos de más me empujo y me ganó la entrada. Se quedó parada extrañamente en la escalera del bus que hizo de que yo tambien me quedara inmovil, inmediatamente después un hombre se acercó a mi espalda, “mierda” dije en mi cabeza, el hombre puso su mano en mi pierna y subió hacia mi bolsillo, casualmente el bolsillo donde estaba mi celular. Alce mis codos y voltee rápido para que no agarrara mi teléfono. Choque con el cuerpo del tipo y nos quedamos mirando fijamente por varios segundos, el señor bajó del carro y se echó a caminar rápido hacia algún lado de la acera. “Casi me roban carajo” me moleste, sabía que la mujer gorda también era cómplice, la empuje y dije con voz gruesa “Váyase a otro lado”. “Ay, Ay, Ay, bajo, bajo” dijo la perra mientras bajaba del auto. Me senté en uno de los asientos del bus y empecé a revisar mis bolsillos, no me habrán robado el teléfono, pero tal vez si mi dinero. Afortunadamente no, todo estaba completo. Me tranquilice un poco y pagué el pasaje. De la academia hasta mi casa son cincuenta o cuarenta minutos de viaje, era bastante cansino el tramo, no había nada más interesante que mirar tu celular en el viaje, conecté mis audífonos a mi móvil y me los puse, entré a Spotify y le di a reproducción aleatoria. Después de unos minutos la serie de canciones que empezaron a reproducirse se me hizo conocida, no sabia de que, pero tal vez eran de una playlist antigua que elimine, no le tome mucha atención, mis ojos me pesaban cada vez más “Una noche jodida” dije, “tal vez debía descansar un poco” pensé.

Abrí mis ojos, me acomode en el asiento, mire hacia la ventana y tierra, solo veía tierra con casas en polvadas.-Donde carajos estoy- pensé en voz alta. El auto justo paró, baje rápido y el lugar no lo conocía ¿O tal vez si? se me hacía familiar, pero no sabia donde estaba, me había pasado el paradero, carajo. Mire hacia la izquierda, derecha, todo era muy extraño, me meti a unas calles y sentí que había estado antes aquí. Si, si había estado antes ¿Pero dónde estoy? casas no tan viejas y pistas verticales. Estaba en un cerro ¿pero en cual? Seguí caminando y a mi derecha había un parque. No quería sacar mi celular, aparte de lo que pasó hace rato, vi caras poco amigables en estos lares. Aceleré el paso y me encontré con un colegio y una comisaría al frente de este, me acerque un poco más y vi el nombre, abrí bien mis ojos y mi cuerpo se estremeció ¿Como llegué aquí? me pregunté sorprendido. Por alguna extraña razón el destino me había llevado donde aquella niña que me hizo creer gavilán cuando simplemente fui una paloma, aquella que me hizo conocer lo más suntuoso del amor y a la vez lo más penoso de el. Ande un poco más hasta llegar a la esquina y recordé la playlist, acaso ¿Esas eran nuestras canciones? Ahora que lo pienso, si, estoy seguro que si eran ¿Será el destino que me trajo hasta aquí? El destino me ha llevado hasta aquí, un futuro de posibilidades infinitas ha escogido este camino para mi, me quiere mostrar algo, o tal vez fue mi inconsciente escondiéndose tras la máscara que llamo destino el que me trajo aquí. Mire a la izquierda en la esquina y la recordaba como mi derecha, mire a la derecha en la esquina y la recordaba como mi izquierda. Era el mismo lugar, los mismos objetos, las mismas casas, pero en un orden diferente. Mis auriculares se habían salido de mis oídos hace buen rato, me los puse de nuevo y sonaron esas canciones, esas canciones que en mi cabeza dicen tu nombre en cada estrofa y gritan tu presencia en los coros. Esas canciones con las que juré bailar contigo y no se pudo, esas canciones con las que reímos, lloramos y con las que también nos amamos, o bueno por lo menos yo te ame. Esas que ya no escucho porque la memoria de tu gloria viene en mi. Camine otra cuadra y llegue al barrio de tu morada ¿Porque estoy llendo ahi si hace buen rato me pude ir? me pregunté. Yo no quiero ir o ¿Si quiero ir? “No puede ser” dije, esta calle no era, no había otra pista aquí, bueno no recordaba estas casas aquí, pero si era este lugar, esa era tu casa. No era como lo recordaba, pero juraba que no era así la calle la última vez que viene. Aunque estoy seguro que las casas no pueden caminar, algo estaba diferente en este lugar.

Me recosté en un poste de una de las esquinas. Como dije hace un momento, esta calle no era así y es imposible que las fachadas cambiaran de lugar, pero esa era tu casa, desde la esquina la veía. Saque un pucho de mi morral, no recomiendo fumar y no soy de fumar (voy repitiendo esto desde que empecé a escribir) sin embargo desde hace unas semanas siempre me cargo con un cigarrillo. Se lo había quitado a un amigo y supuse que un dia de estos lo tendré que fumar, este era el día idóneo.

-Sería mucha coincidencia que justo ahora ella salga en pijama a comprar pan- rei mientras prendía el cigarro en mi boca. Tiré el humo al cielo y empecé a hablar con mi cabeza. Todo era muy diferente a lo que recordaba, pero este era el lugar. Como si recordara, pero ya no lo reconociera. ¿Por qué vine hasta aquí? No, si se porque vine hasta aquí, tu mirada, tu sonrisa, tu voz, mi inconsciente sabe porque llegué hasta aquí. Se qué no importa lo que pase, que cinco minutos contigo no se comparan ni con diez horas con cualquier otra persona ¿Y si pido que vuelvas? ver un amanecer juntos, ver que en este universo los soles que más brillan son los que antes me miraban, sentir otra vez tu piel canela dándole sabor a mi cuerpo y tus ojos oscuros sazonando mi alma, la alma en la que llevo cicatrices imposibles de borrar, estoy seguro que yo ya no te importo, en cambio sé que tú amor lo tengo muy comprometido, pero a fuerza nunca será. Creo que debo tocarte la puerta y decirte que no encontré a alguien que pueda oscurecer tu recuerdo. No, no, no, no, qué mierda estoy pensando. Si yo ya no te importó, no debería andar pensando en cosas así. Devolví tu promesa de adorarme y no quiero ni que sientas pena por dejarme. Estoy seguro que ese corazón, tu corazón está en otro dulce nido, debes saber que ninguno ha de ser tan virtuoso como el mío, te engañas si pretendes buscar nido más fino. Habrá nidos de oro pero ninguno como el mío. Tu ni yo somos para nosotros, pero está letra si es para ti, la lees (tal vez hasta la escuchas) y vienen recuerdos dulces, finos y adorables, pero de otra persona.

Que mierda estoy pensando, saqué el cigarrillo de mi boca, la nostalgia se había apoderado de mi cuerpo, tiré el cigarro y me fui.